El lenguaje: UN ESTRIBO PARA EL COACHING

Aprendemos a hablar no sabemos cuándo, no recordamos bien cómo, pero de alguna forma aprendemos. Estudiamos en el colegio el lenguaje, su mecánica, su armonía…, y contemplamos con asombro a quienes tienen fluidez lingüística para describirnos lo sencillo de forma poética, lo complejo de manera amable, lo bello con pinceladas multicolor.

Al tiempo, en la edad adulta, crecemos en la idea de que la lectura de un buen libro nos sigue llenando de palabras hermosas, de giros lingüísticos infrecuentes, de fluidez, que nos hacen más grande nuestro universo social.

Hermoso!.

Y es que tiene el lenguaje un secreto que los coaches (también) aprendemos a manejar para posibilitar que aquello que anhelamos, de verdad, que perseguimos, en verdad, para lo que vivimos verdaderamente se nos logre.

¿Lo aprovechamos? Las más nos sorprendemos pensando lo contrario de lo que queremos, es como generar una conversación dual en la que por un lado, en nuestro interior, lo ponemos difícil y por otro, hacia el exterior, mostramos un anhelo. Queremos lograr objetivos, alcanzar destinos y en nuestra conversación interna solo reflejamos imposibilidades. Es como querer acariciar el futuro negando con el pasado nuestras actitudes, ponernos en acción (gerundio) desde la inmovilidad del presente.
¿Qué pasaría si ambas conversaciones las alineáramos? Pues seguramente que correríamos el riesgo de ver cumplidos más de un objetivo.

Es el uso de las palabras con sentido lo que determinará nuestro éxito, lo que administrará nuestro esfuerzo, lo que posibilitará que cada instante nos acerquemos o alejemos unos grados de nuestro objetivo.

No se trata de buscar los recursos Cervantinos o las figuras metafóricas de Gala, únicamente consiste en alinear nuestras conversaciones: interna y externa ¡y de eso trata el coaching!

Compartir:

Más Entradas

Envíanos un Mensaje

Scroll al inicio