“ParaQueidistas”

La vida transcurre muy deprisa. Fruto de la inercia vivo en la sensación de que todo se desvanece a la misma velocidad que se crea, imagino las cosas con fecha de caducidad, los horizontes son tan débiles que crear un escenario a cinco o diez años es una utopía. La edad nos confunde, ahora veo jubilados más jóvenes que yo, hijos que viven en Aquisgrán o viajan a Dubái como quien noctambula a las fiestas de las localidades cercanas.

Me llama la atención como ha ido bajando su cotización a ritmos de desánimo el valor de la pregunta«, como elemento disruptivo, de crecimiento, de aprendizaje, de desarrollo, de desafío…. .

Pero la respuesta la encuentro en el mismo enunciado. La pregunta aporta nada o poco cuando observamos que nuestro futuro inmediato no es disruptivo, sino que está siendo trazado, que lo de crecer como especie pierde fuelle ante la potencia de la biotecnología, que el aprendizaje lo confundimos con el marxismo digital, que desconocemos qué significa desarrollarse, que no vale la pena cambiar nada porque otros están dirigiendo nuestras vidas.

Me revelo ante este inmovilismo, este deambular por la vida sin sacarle sus aromas, sin verter sus colores, sin jugar a co-crear mi presente y mi presencia.

Confieso que pertenezco a una “rara avis”, a la que acierto a llamar los ParaQueidistas.

Sí, ¡lo has leído bien!: dícese de aquellos que van regalando sus “PARA QUÉ(s)” a diestro y siniestro, desafiando desde el lenguaje, esta sensación de alineamiento.

….” Cuando decidimos no pensar, estamos decidiendoque sean los otros los que decidan por mí: mi pareja, mi partido, mi asociación, mi jefe, mi equipo”….

 

Dice el investigador Luis Castellanos, (entre otros) que
“conformamos nuestro mundo
desde nuestro lenguaje”.

Es por ello que entiendo que nuestra vocación cobra un significado particular: acompañar a aquellos que declaran que están siendo necesitados de adecuar su vida a este nuevo mundo, cambiante, desconcertante y también apasionante que nos está tocando vivir.

En el siglo V, San Agustín de Hipona ya nos decía que ante la pregunta del … ¿para qué quieres esto o aquello?… se producen dos tipos de respuestas:
– Los que iniciaban su contestación con.. porque… , y
– Los que construyen su respuesta desde el … para…  

Ambos están con los pies en el presente, sin embargo los primeros recurren al pasado, a su base de datos, con la intención de buscar respuestas automatizadas, y los segundos apuntan hacia el futuro con el ánimo de construir o diseñar de forma disruptiva una nueva realidad. Esto es en palabras de San Agustín de Hipona “el futuro de las decisiones presentes”.

La forma negativa ¿PARA QUÉ NO…?, es en no pocas ocasiones un despertar, un frenazo en seco, la catarsis, el desafío y favorece el cambio de opinión, la construcción de una nueva realidad, un nuevo mapa, lo que en Coaching se denomina el “cambio de observador”.

El ¡PARA QUÉ…! es un prestar atención a nuestra programación neuro-lingüística, que genera respuestas automáticas a multitud de cuestiones con un bajo consumo energético y que no hace sino dar cuenta del mundo en que vivimos.

El ¡PARA QUÉ …! nos hace ser conscientes de la ”realidad del cambio” y nos ayuda a generar un “cambio de realidad”.

Su uso nos favorece mentes ligeras, actitudes claras, presencia en el presente, y construye conversaciones para la posibilidad.

Eduardo Hernández
Alopractico.es

PARAQUEIDISTA

Nota: «ParaQueidista», término inventado que quiere llamar la atención sobre las personas que se arriesgan a lanzarse la pregunta del PARA QUÉ…? con el fin de conseguir resultados extra-ordinarios.[/vc_column_text][/vc_column][/vc_row]

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