Quisiera pensar que estamos en temporada baja, la liga feroz en la que jugábamos partido tras partido sin apenas pararnos a reflexionar, a ensayar cambios, a respirar etc, ha concluído. A la vista no quedan campeonatos, con suerte podré negociar algún amistoso. Los “critériums están aún lejos”, sin fecha de inicio.
Creo que es ¡Tiempo de entrenamiento!.
“Entrenarse” significa adiestrarse, iniciar el camino del experto, buscar en el baúl de nuestros recursos, darle una oportunidad a las habilidades que hasta ahora no habíamos considerado, potenciar las que nos acompañan.
El “Entrenamiento”, comienza con un “detenerse”, ver donde estamos, valorar donde queremos estar, analizar qué distancia tenemos que recorrer, qué obstáculos me impiden ver con claridad mi objetivo, tener disposición para conseguir mis metas, qué hay en mi conversación que me está impidiendo atraer mi objetivo hacía lo posible.
El “entrenador” es un buen apoyo. A veces creemos que todo es fácil, extremadamente intuitivo y uno puede alcanzar la meta solo, sin acompañamiento. El entrenador cuestiona nuestros límites, nuestras creencias, nuestros juicios, nos observa como un TODO, cuerpo, mente y emoción. Sabe que “ningún progreso logrará el ser humano si el ser humano no progresa” todo él. Nos ayuda a expresar nuestras emociones y sentimientos para que no se nos conviertan en angustias, impotencias… resentimientos.
El entrenador no compite, pero corre a tu lado. No gana medallas pero celebra los logros. Sabe de andar caminos, no busca atajos.
Dejarse “entrenar” es desafiar, (cambiar la fe), alcanzar lo hasta ahora inalcanzable y como todo acto de grandeza comienza con un ejercicio de humildad, un pararse y reconocer su limitación. Time coaching!